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luns, 8 de novembro de 2021

8 de novembro de 2021

Historias do Inktober 

Estou enferma. Moi moi enferma. Dóeme a gorxa e a barriga, e teño ganas de durmir. Mais aquí estou, escribindo unha breve entrada antes de pórme co traballo de Emprendemento. Agora teño todos os exames postos, e apuntes de todo, polo que vou estudar tamén. Non me preguntedes qué, porque teño que estudar de todo. Ao que iba, hoxe vou subir as historias que teño do inktober, que non os debuxos, porque esos índa non remateinos. Na miña defensa direi que os anteriores fíxenos na tablet da miña compañeira e agora marchou con ela, polo que éme dificil rematalos no PC índa que só e unha excusa, seino, pero algo teño que dicir, non pode ser todo culpa mía.

Vamos aló. Fixen debuxos até o 21, polo que as historias tamén rematan nese punto.

12. Stuck

Me había atascado. No encontraba absolutamente nada en mis libros sobre la piedra que cubría a la familia real. Ni siquiera podía decir de que tipo era. Pasé por vigésimo quinta vez a verles, sacando muestras. Mientras trabajaba solía hablar con ellos, no es que fueran a contestar. Pero me desgarraba el corazón pensar que podían ver y sentir allí dentro, sin hacer nada. Así que yo hablaba con ellos. 

Fue en una de nuestras conversaciones unilaterales cuando les dije que me había atascado. Les confesé que tal vez nunca los recuperaría. Les hablé de todos mis intentos, de mis fracasos. De lo que aún podía hacer, e intentaría, sin muchas esperanzas. Fue entonces cuando una piedra se desprendió del cuerpo de la reina. Directamente sobre mi pie. Y más empezaron a caer, de golpe, cubriendo una gran parte de su entorno, mi ser incluido. Tuve que escarbar para salir, pero pude ver cómo una gran parte de la piedra que cubría la reina desaparecía. Esperé, preguntándome qué había pasado. ¿Cómo repetirlo?

No estaba desapareciendo. Una parte si, cachos por aquí y por allá. Pero no todo. La reina seguía petrificada. No podía entenderlo. ¿Sólo una parte? ¿Por qué no todo? ¿Y cómo se desprendió esa parte? No había arrojado nada sobre ellos en los pasados días. 

Seguía atascada. Pero estaba claro que había hecho algo. Ahora bien ¿el qué? 

13. Roof

El invierno llegó. Los aldeanos habían dejado de pasar a ver las estatuas, y en su lugar se paseaban de vez en cuando para arrojarme insultos. La pobre reina debía estar congelándose, y a nadie parecía importarle que había conseguido un pequeño progreso. Junté ramas y troncos, preparando un techo sobre las tres estatuas, o dos y media. La parte sin piedra de la reina fue tapada con muchas mantas, enrolladas alrededor de su pequeña figura. Sobre las otras dos también puse mantas, aunque no pensaba que tuvieran frío. Dentro de la piedra debería estar caliente. El techo aguantó la primera tormenta, pero tuvo muchas fugas, que reparé una por una. Al final quedó un techo bastante decente, con muchos remiendos, pero eficaz. Trasladé algunas de las pociones allí también, dejándolas enfriar a buen resguardo. Por algún motivo, la fauna salvaje no se acercaba a las estatuas. O bien sentían a las personas en su interior, o bien no sabían qué eran, y se alejaban prudentemente. Una reacción similar fomentaba mi magia, por eso el árbol estaba tan libre de rasguños y otros animales. 

14. Tick / Marcar

El invierno era crudo ese año. Debido a la falta de visibilidad, un par de veces me perdí de camino a las estatuas. Mi árbol no estaba lejos, sin embargo, no tenía otro medio para llegar salvo a patas. Acabé por marcar los árboles que llevaban al claro, con ticks. Si usaba flechas, también los aldeanos me encontrarían allí, y no quería saber nada más de ese desgraciado pueblo. Así que marcaba ticks, de modo que la punta señalaba al lugar equivocado al que dirigirse. Les apliqué un ungüento para poder verlas incluso en malas condiciones climáticas, destacando en la oscuridad. El olor repeleria a los animales pequeños. 

15. Helmet

Los aldeanos no se detenían en sus represalias contra mí. Me odiaban por lo que había pasado con la familia real. Yo también estaba disgustada conmigo misma, por la ineficacia de mis pociones, pero no había hechizado a la realeza ni al pueblo a meras piedras. No fui yo. Y no parecía importarle a nadie. Era el único ser al que culpar. 

Empezaron como simples insultos, fáciles de ignorar. Luego se presentaban en mi Árbui a gritarlos a altas horas de la noche. Ahora estaban de día y de noche, y no sólo arrojaban malas palabras, sino también objetos. Sobretodo piedras o pequeños frutos de los árboles colindantes. Tanto así que tuve que reforzar la protección de mi Árbui, para no dejar pasar a nada ni nadie que no fuera yo. Y en mis idas y venidas del claro de las estatuas, me escabullía sigilosamente para que no me vieran. Incluso conseguí una calavera de animal sobre la cabeza que hechicé para cubrir mi rostro. A ojos de los aldeanos, sería un zorro común y salvaje. No era mi mejor disfraz, pero era eficaz. 

Si sólo pudieran dejarme en paz.

16. Compass

Encontré un hechizo algo extraño, pero que podría funcionar. Sabía a ciencia cierta que la maldición de piedra estaba relacionada con el tiempo, y la danza hablaba sobre darle marcha atrás al compás. Técnicamente la letra no habla de tiempo pero la magia en ella me hablaba a mí, sabía en mi interior que podría funcionar. 

El baile empieza con círculos concéntricos, apenas un balanceo. Luego el compás acelera y se producen saltos, vueltas y pasos dobles. El canto hace justo lo contrario, empieza muy lento y alto y termina súper rápido, susurrando. Me daba vergüenza hacerlo pero no me iba a ver nadie, así que lo saqué para practicar. No podía ejecutarlo todavía, no hasta la primavera. Con los primeros brotes verdes.

17. Collide

Supe que algo iba mal cuando vi caer el primer árbol. Las rachas de viento eran tan fuertes que habían podido arrancar algunas raices del árbol más cercano a Árbui. Si esto lo hacía en mi claro del bosque, ¿qué pasaría en el claro de las estatuas? Espero que esté resistiendo el techo... No, de ninguna manera resistiría un techo cuando el viento puede arrancar árboles. 

Tenía que asegurarme. 

Fui corriendo, contra todas las malas condiciones. Tropecé y caí en charcos de barro y montones de ramas, pero no paré. Si la familia real había muerto bajo un árbol tendría que irme. Dejar Árbui. Porque el pueblo me mataría en represalia.

Llegué justo a tiempo de ver la colisión. Un árbol estaba sobre el techo, milagrosamente entero, y delante de mis ojos fue que se derrumbó. Lancé un hechizo rápido para apartarlo del camino, destrozando más arboles de paso. 

Tendría que pasar el temporal aquí, protegiendo las estatuas y a mi. Una noche larga...

18. Moon

La tormenta arreciaba fuerte. No podía tomar ni un pequeño descanso, el frío me calaba los huesos, mi pelaje estaba tan mal que ni los huracanados vientos podían moverlo. Piedras, árboles, tejas (ni siquiera se de dónde) todo volaba y aterrizaba en mi escudo. Si no hubiera venido, las estatuas reales serían ahora polvo. 

Cuando creía que no podía aguantar más, el ojo de la tormenta nos redeó. De repente el viento se detuvo, no había lluvia, ni objetos volantes. Miré arriba, a la luna llena, nubes rodeandola, que no tapándola. Me acordé entonces de un pequeño hechizo, uno lunar. 

"Que la luz noctura te rodee, protectora desde el cielo. Nada que temer en la oscuridad, pues eres un ser de luz. "

Repetí el hechizo, bailando en círculo alrededor de las estatuas. No era exactamente un hechizo, si no más bien un canto a la luna. Una petición. A veces funcionaba, y a veces no. 

Tuve suerte. El ojo pasó y me mantuve cantando, el claro rodeado de una luz que ya no venía de la luna. Yo era la fuente, mi magia, mezclada con la magia prestada de la luna. Bailé y canté, mucho más feliz. Adoraba mi magia.

19. Loop

Era un día nuevo, pero aún sentía la noche anterior. Había dejado el claro presintiendo un resfriado, cosa que no tardó en llegar. Rodeé mi ser con mantas, y arreglé unas para cerrarse con botones, así serían más fáciles de colocar en las estatuas. No tenía idea de si cogerian frío allá dentro, pero no podía hacerles daño unas mantas. 

La roja sería para el rey, como la capa real. La azul sería para el príncipe, símbolo de nobleza. Y la blanca sería para la reina, debido a su belleza. Particularmente, me gustaban más los colores cálidos, iban con mi pelaje y me recordaban al hogar. El frío después de todo es más mental que otra cosa. Si crees firmemente en algo, es probable que sea verdad. Así funcionaba la magia.

20. Sprout / Brote

Empezaba la primavera. Por fin. 

Había un hechizo sencillo aunque largo que realizaban mis ancestros con la llegada del equinoccio de primavera. El cambio de estación siempre fue importante para las criaturas del bosque. El único problema era que necesitaba un claro con brotes verdes, y el único cerca era el de las estatuas. 

No es como si no hubiera bailado ya antes delante suya, pero este rito no era tan normal como el canto a la luna. Implicaba magia seria, oscura. Y la familia real era ampliamente conocida por ser totalmente contraria a la magia oscura. No tenia nada de mal sin embargo, era solamente un tipo distinto de magia, ni mejor ni peor que las demás. Tenerle miedo a la oscuridad me parecía tan infantil que a menudo criticaba a gente purista como esa, pero hacerlo en su cara tampoco me parece bien. 

Pero no renunciaria a mis ritos ancestrales por una realeza que ni siquiera reconocía. Tapé las estatuas lo mejor que pude, con sendas disculpas. Y luego procedí al ritual.

Los brotes verdes me rodeaban, podía sentir su juventud, sus ganas de crecer. Me senté en el centro del claro, con mis pociones. El canto era alto e hipnótico, animando a los brotes a salir de la tierra, a cambiar su lugar. Sus espiritus se acercaron, saliendo los fuegos fatuos también. Con grandes concentraciones espirituales no era raro verlos cerca. Los brotes se acercaron a mi hechizo, bailando. Luego se asentaron en círculo y echaron las raíces a la tierra, absorbiendo energia. Frente a mi empezaron a surgir árboles como mundos, hacia arriba y arriba, sus copas tapando el sol y formando un dosel de ramas sobre el claro. Yo saltaba de rama en rama, cantando un ritmo más rápido, animandoles. Antes se usaba estw rito en grandes guerras, convirtiendo a los árboles en formidables guerreros. Yo solo les dije que crecieran, iniciando la primavera. El arbol en el que estaba, el central, sería el maa grande y fuerte, y en menos de año, desarrollaria conciencia. Pronto podriamos hablar, sería el encargado de proteger a los demás en su entorno.

21. Fuzzy / Mareo

Sentía un mareo. La danza de la primavera siempre daba esa sensación, como si estuvieras borracho, de poder. Al final, el poder llama al poder, y cuanta más magia pones en el hechizo, más magia puedes sacar de él. Por eso la magia oscura era tan temida. No había límites, y era muy fácil caer en eso. En el poder absoluto. 

Cuando terminé, todo el claro había desaparecido. Ahora era un dosel de arboles tan denso que daban sombra a las estatuas. No quedaba ni rastro de la tormenta. Con movimientos lentos y cansados, les quité la tela que les tapaba. No quería que me vieran en este hechizo. Era personal.

Me fui con la sensación de ser observada y el mareo causando eses en mi camino. Me tropecé unas cien veces antes de llegar a Árbui. Dormí sin sueños.

Iso é todo o que teño, eino de rematar, tanto os debuxos como as historias, pero oficialmente deixín o inktober o 24 cos debuxos até o 21. A próxima vez fareino ben, a bo seguro. 

Tamén quería falarvos dun programa parecido ao inktober, chámase Huevember, sobre facer un debuxo ao día durante o mes de novembro con unha cor específica. En vez de darte un tema, como o Inktober, o único que fan é darte unha cor. E ti debuxas o que queiras con esa cor. Parece interesante, ¿verdade? A ver si fago algún, índa que xa empezo tarde. 

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